Hace unos pocos días hemos regresado de nuestro viaje a Asturias, renovados y felices. Fuimos nueve personas entre usuarios y trabajadores.
Nos alojamos en el Albergue Juvenil de Bustiello, un pueblo de la cuenca minera cercano a Mieres. El entorno natural en el que se encuentra el albergue es de una belleza casi irreal, mágica. Esto sucede a menudo con los paisajes del norte, que su exuberancia supera cualquier expectativa que podamos tener.
El alojamiento ha resultado difícil de superar en muchos sentidos. Ha sido exquisita la acogida que nos han brindado, generoso el servicio, hemos dormido plácidamente, la accesibilidad hacía que todo estuviera muy cómodo. Nos han tratado tan bien y nos hemos sentido tan a gusto que nos ha costado bastante recoger nuestras cosas. Y como nos sucede a menudo, tenemos nuevos amigos.
Ojalá podamos repetir muchas veces más.
Hemos hecho varias excursiones a distintos lugares: al puerto de San Isidro (estación invernal de León), a la capital del Principado, Oviedo, a su catedral, realizamos una ruta preciosa por el Románico y Prerrománico de sus alrededores y también nos acercamos a Mieres, a Moreda, etc.
Disfrutamos de los paisajes, del arte, de la comida asturiana también inmejorable.
Además visitamos a nuestros compañeros de Orione en Posada de Llanes, que nos llevaron a su increíble granja en la que lo pasamos de maravilla entre terneros y cabras.
Y para rematar el viaje, la Providencia quiso que luciera el sol durante cada jornada, porque sabe que la lluvia nos incomoda especialmente, aunque nada consigue pararnos, la verdad. Llueva o haga sol, aprovechamos cada salida al máximo para descansar, descubrir, aprender y ser más felices.
Y preparaos, porque hemos hecho un montón de fotos ¡y las publicamos todas!