Un grupo de jóvenes muy heterogéneo: orionistas de Venezuela, de Valencia, de Huelva, Focolares… acompañados por un religioso orionista, han pasado la Pascua con usuarios del Hogar. Es un privilegio poder aislarse de lo mundano para llenar de sentido los días de la Pasión. A esto les ha ayudado la casa de Cercedilla.
El grupo ha compartido en comunidad el mensaje de vida que es la Semana Santa. Nuestro cotidiano está repleto de imperfecciones, de sucesos que nos alejan del bien. En estos días Jesús nos infunde una esperanza que es real, venciendo todo: la imperfección, la maldad, la muerte. Este es el sentido de su sacrificio: darnos vida.
Alejados físicamente de los obstáculos que nos ofrece la sociedad, reunidos en la casa de espiritualidad de Cercedilla, se VIVE la Pascua. Se vive con mayúsculas, se vive con realidad. Como apóstoles modernos, llevan a cabo el mandato de Jesús: dar vida.
Como decía don Orione: …de palabras tenemos los bolsillos llenos, necesitamos obras de caridad.
Un ejercicio de la caridad que revive el mensaje de vida que son la muerte y Resurrección de Cristo.
Vencer lo feo, lo imperfecto, lo malo que nos rodea y que incluso está en nuestro interior. Vencerlo con caridad, es decir, con amor. El amor que nos enseña y nos demuestra Jesús. Eso han hecho los chicos estos cuatro días con usuarios del Hogar. Para los usuarios también es muy importante vivir el sacrificio de Jesús, recibir el mensaje feliz de la Resurrección. Y en sus semblantes está la felicidad de la Salvación, del triunfo del bien sobre la imperfección, sobre lo limitado, sobre la muerte.
Además todos han compartido la vida diaria: las comidas, los paseos, las chimeneas… la fraternidad verdadera entre los hombres se hace real en estos días de convivencia; darse y encontrarse, encontrar a Dios en los ojos del que necesita tu apoyo y tu comprensión para superar el día, mejor dicho, para sacarle todo su jugo. Y llenarse de felicidad con obras, obras, obras que llenan de caridad los surcos.
Mantengamos este mensaje de la Semana Santa vivo en nuestros corazones y en nuestras manos.