Como todos los años, nos juntamos un viernes por la noche para celebrar nuestra cena de personal.
La lluvia estuvo a punto de hacernos desmontar la decoración, las mesas, etc. y trasladarlo todo del patio al interior, finalmente no sucedió el desastre y todo quedó en un susto.
Al llegar nos esperaba un Photocall que no tenía nada que envidiar a los que nos enseñan por la televisión. Un marco de fotos gigante y accesorios muy elegantes para cumplir con el protocolo de un evento de alto nivel.
Había una exigencia en relación a la vestimenta: acudir «de etiqueta», entendida libremente eso sí, a la manera de cada uno. La sorpresa fue que todo era una broma, las etiquetas existían físicamente y a cada comensal se le puso la suya colgando de un imperdible.
El ambiente festivo propició caras sonrientes, risas, mucha diversión, como reflejan las fotos, que esta vez presentamos en una galería pues son muchas y no queremos quitar ninguna.
La comida fue refrescante y como siempre, riquísima. Además hubo regalos… encima de cada servilleta había una piedra con nuestro eslogan «Siempre Adelante!» y un papel con una leyenda que explicaba el sentido de dicho regalo. Horas antes, las piedras habían sido bendecidas por Isidro y de esta forma la bendición se repartió entre todos. Recibimos también una mochila que contenía nuestra camiseta de este año, caramelos con el logo del Hogar, unas zapatillas de hotel y una bandeja «vacíabolsillos» de barro esmaltado, preciosa, regalo especial de parte de nuestros queridos chicos.
Todos disfrutamos de compartir un rato especialmente alegre fuera del trabajo.
Agradecemos la noche a los organizadores, que diseñaron la ambientación, cocinaron, idearon sorprendernos, a los que armaron el evento. A los chicos por su trabajo de taller para poder obsequiarnos un objeto. En definitiva, damos las gracias a los que pensaron más en nosotros que en ellos y entregaron su tiempo para que este encuentro fuera posible. Gracias por su ilusión y por su trabajo.
Y ¡enhorabuena por otra cena redonda!