Hay iniciativas diferentes, iniciativas como esta que hoy queremos contaros. Viene de la mano de la Asociación Seminare, que tiene poco recorrido pero mucho fundamento. Se trata de una actividad con los chicos del Hogar y voluntarios de todas las edades para plantar distintas especies vegetales en espacios que carecían de ellas. Es una acción con un fondo muy potente, se trata de ecología en relación al Medio Ambiente y de Ecología Humana desde una perspectiva cristiana.
En el trabajo, además de entrar en comunión con la naturaleza lo haces de la misma forma con otras personas, resultando una belleza que nos une a Dios. Es un proyecto que se realiza desde una actitud positiva al enfrentar la acción del hombre con el hombre y con la naturaleza, en consecuencia, con la Creación.
Seminare (http://asociacion-seminare.org) nace en respuesta a la exhortación del Papa Francisco a que los cristianos demos una respuesta desde Cristo al sufrimiento del hombre. Se fundamenta sobre dos principios que presiden la exhortación del Santo Padre:
«la contemplación y alabanza del Señor a través de nuestros hermanos y la Naturaleza.»
Con ello se elude el ecologismo negativo – en el que el hombre es tratado como un enemigo de la “Casa común” -; por el contrario, se da relevancia al hecho de que es el hombre el único ser capaz de mejorar y potenciar la Naturaleza más allá de las propias fuerzas de ésta.

Así, respetando las denuncias que otros pueden hacer de lo malo que el hombre inflige a la Naturaleza, preferimos ponernos manos a la obra, actuar de forma positiva: desplegando esfuerzos concretos que mejoren nuestro entorno. En esta labor,
las personas más necesitadas
ocupan un lugar preferente.
Explicado esto, hace unas semanas realizamos una acción Seminare, el Hogar Don Orione y el Colegio Monte Tabor. La construcción de un espacio verde, de vida, entre nuestros chicos, los niños del cole y madres y voluntarios de Seminare. Un ejemplo pequeño de lo buena que puede ser la intervención del ser humano en su entorno, entendiendo que esta intervención están las relaciones entre las personas.
Todo fluía, los chicos trabajaron felices en un ambiente de compañerismo, de naturalidad, de cooperación. También los niños del cole. Y los adultos voluntarios iban de un lado a otro apoyando, llevando cubos, enseñando cómo plantar y mostrando sin poder ni querer evitarlo, su alegría.
El beneficio de iniciativas como esta van más allá de la acción concreta, por su fundamentación y por su sensibilidad. La dimensión que toman es de trascendencia. Cuando los seres humanos nos unimos de buena fe y con buena esperanza, logramos hacer poesía. Y ya sabemos que la poesía es un arma cargada de futuro.
Gracias Seminare, gracias amigos por incorporarnos (que es mucho más que incluirnos) en este proyecto maravilloso de ir construyendo microambientes semilla a semilla, que crezcan y hablen por fin de lo bueno del hombre. Gracias por imaginar un proyecto en el que todos, cada uno con nuestras capacidades, somos útiles y podemos jugar un papel necesario. Gracias por darnos un proyecto que sentimos como nuestro.