Eso piensan y llevan a la práctica en el Colegio Monte Tabor.
Estos días pasados han traído grupos de niños del colegio durante un rato cada mañana, para colaborar en las tareas cotidianas del Hogar: han hecho camas, han paseado, han ayudado en el ropero… junto a dos de sus profesores que han participado con ellos en los trabajos.
Es fundamental entender desde pequeños que hay personas que nos necesitan. Comprender que tenemos el deber (de los morales, que son los importantes) de contribuir a que la sociedad sea más justa y que con nuestra intervención, por pequeña que sea, el mundo es un lugar mejor.
Adquirir este compromiso en Cuaresma creemos que le da una dimensión que va más allá del voluntariado, pues se enmarca en un tiempo de entrega y de sacrificio, mientras esperamos la Resurrección de Jesús.
Los escolares hacen su aportación acompañando a los trabajadores y apoyando a los usuarios. Podéis imaginar la felicidad de estos últimos al compartir las mañanas con niños, estos días se les ve más felices aún. Los niños también se fueron muy contentos, porque cuando das vida, ¡recibes vida!.
Para contárnoslo nos obsequiaron con un collage enmarcado, hecho de fotos suyas realizando distintas actividades en nuestro centro.
Queremos trasladarles nuestra emoción por su generosa ayuda, nuestro afecto y nuestra sincera admiración. Y por supuesto, enviarles el cariño de nuestros usuarios y de todos los que formamos el Hogar.
Estas acciones demuestran que nunca es demasiado pronto para convertirse en voluntario… ¡ni demasiado tarde!
¡Aquí estaremos con las puertas abiertas para recibirlos siempre que quieran!
Feliz Pascua, amigos del Monte Tabor.