Una vez más, como cada año sin faltar uno, vinieron los chicos del SEK a compartir con nosotros un día de deporte y diversión.
Ellos miran como nosotros, con el corazón, por eso cada uno de nuestros encuentros es un éxito. Somos amigos. Los aceptamos y valoramos como son y ellos también a nosotros.
Siempre es una ocasión para mostrar que todos somos personas capaces, con nuestras discapacidades.
Como recibimiento les hacemos exhibición de Boccia dentro del Hogar y después recorremos un camino que ya es una tradición, hasta las canchas de baloncesto y fútbol. Han sido recientemente acondicionadas y lucen como nuevas recién pintadas. Allí nos echamos unos goles, todos participamos y disfrutamos de unas horas de deporte compartido y emocionante.
Hace calor, por fortuna podemos colocar nuestras mesas de piscolabis en la sombra de los árboles, bajo sus copas. Apetece sentarse en el césped y relajarse y charlar y hacer nuevos amigos. Amigos como estos, con ganas de vivir y de compartir unas risas. Y ¡cómo nos hemos reído!
La inclusión entonces es mucho más que una palabra y eso nos hace muy felices.
¡Gracias un año más!