En el espíritu Orionista hay un principio de mucha importancia y es trabajar unidos en el servicio. Una persona necesita de otras para alcanzar con éxito cualquier fin.
Y en el desarrollo de este principio, un amplio grupo de personas relacionadas con la congregación pasan una temporada de verano en Cercedilla. A ese turno solamente va un trabajador del Hogar. Las otras personas son Orionistas religiosos, laicos (MLO), juveniles y niños. Es el turno del Hogar Amarillo.
Las colonias se desarrollan desde la convicción Orionista de que todos somos personas con derecho a ser tratadas con respeto, dignidad y amor. El amor que Jesús nos tiene y que llega a otros a través de nuestros actos. La caridad, el pilar más importante en el que se sustenta la obra Orionista.
Cada uno de nosotros, con nuestras carencias y nuestros talentos, somos preciosos y únicos. Y todos juntos podemos superar cualquier reto que nos propongamos. Este respeto por la diferencia, este respeto a la otredad es la verdadera inclusión, lo que nos permite de verdad «incorporar» a la otra persona y tenerla en cuenta en nuestra vida, valorarla igual que a nosotros mismos, independientemente de sus capacidades.
Cercedilla es todo esto: trabajo en equipo al servicio de los demás, dirigido a conseguir que nuestros chicos pasen unas vacaciones en convivencia alegre y apoyados en todo momento, para que vuelvan descansados y felices. Anteponer las necesidades de otras personas a las nuestras.
Por supuesto y como imaginaréis, todos volvemos felices pues la experiencia es difícil de igualar. Las palabras se nos quedan muy cortas para contarlo.
En este caso, como en otros tantos, las imágenes hablan y desprenden todo eso que intentamos con torpeza poner en palabras.