En verano el discurrir del tiempo se hace más lento. Nos trasladamos con nuestros chicos durante unos días, a la casa de ocio del Hogar en Cercedilla.
En un paraje de montaña, entre coníferas, los chicos disfrutan de la naturaleza, del aire limpio de la sierra, del sol y de numerosas excursiones. También dentro de las instalaciones, en su magnífica piscina en la que se refrescan y juegan.
El programa diario se hace un poco sobre la marcha, dependiendo de la climatología,con tranquilidad y sin sobresaltos, de acuerdo con el tiempo sosegado del verano.
Y surgen planes apetecibles: subida a Cotos y comida sentados en la hierba, visita a la feria de algún pueblo (con caballitos incluidos) o cena bajo las estrellas dentro de la finca.
Todos nos sentimos relajados y felices en esta casa y regresamos al Hogar con fuerzas renovadas.
Será porque allí se reúnen, conjugan, y finalmente se descubren con más facilidad los valores que el Fundador, con toda razón, dice que dan verdadero sentido a la vida.